El Gaucho Martín Fierro


de José Hernández (1834 - 1886)






Fuente: Primera edición, Buenos Aires, Imprenta de La Pampa, Victoria 79, 1872. Reproducción textual del ejemplar existente en la Biblioteca Nacional de la República Argentina (TES 3 A 06 33 18), con correcciones marginales del autor y la siguiente dedicatoria: "Señor Mariano A. Pelliza. En la aduana, su amigo José Hernández". Se ha respetado la ortografía y puntuación originales del siglo XIX. Obtenida a través del Proyecto Biblioteca Digital Argentina.
Completamos este interesante folleto reproduciendo á continuacion un importante artículo debido á la pluma del mismo Sr. Hernandez, lleno de preciosos datos históricos sobre la via Tras-Andina, que fué publicado en un periódico en el Rosario, y benévolamente reproducido por "La Pampa" de Buenos Aires.

Estamos ciertos que apesar de ello será leido con interés.

Hubiéramos insertado tambien el itinerario del capitan Cabrera á que se refiere este artículo, pero nos ha sido imposible obtenerlo á causa de la ausencia del Sr. Hernandez.

El Editor.


Camino Tras-Andino


Debo á la deferencia del capitán D. Casiano Cabrera el itenerario del viaje de exploración hecha por la Comisión encargada de buscar un paso por la Cordillera de los Andes, que permita la construcción de una vía férrea á Chile.

Se lo remito para su publicacion, permitiéndome con este motivo, llenar algunas pájinas con las observaciones que me ha sujerido su lectura.

Desgraciadamente, son muy escasos é incompletos los conocimientos que poseemos sobre nuestra geografía interior.

Cubren todavía aquellas regiones, las sombras que las envolvieron en los siglos pasados.

Durante más de trecientos años, las autoridades despendientes de la Metrópoli, dejaron en el más completo olvido y abandono, asi la región Andina, como las vastas comarcas Patagónicas y los fértiles territorios del Gran Chaco.

Nosotros heredamos esa apatia y ese descuido.

Inmensos bosques de riquisimas maderas, rios abundantes y caudalosos, montañas que encierran riquezas desconocidas, vastas y fértiles llanuras cubiertas de abundantes pastos, permanecen inesploradas y la marcha de nuestra civilizacion, de nuestra riqueza todo de nuestra industria interior, nuestra conquista sobre el desierto, es lenta, pesada, insegura y costosa.

Durante el largo período del coloniage, se hicieron apenas viajes de esploracion, dirijidos á fijar los puntos que debian servir para asegurar la navegacion de las dilatadas costas del Virreynato- Pero esto mismo se hacía de una manera tan imperfecta y negligente, que ha trascurrido á veces más de un siglo entre uno y otro viaje.

Recordamos lijeramente aquellas esploraciones.

En 1605 el Gobernador Hernandarias de Saavedra, avanzó el primero sobre la costa Patagónica, en un viage de esploracion: y desde 1618 hasta 1745 no hay noticia de ninguna otra espedicion con este objeto, ni existe dato alguno que sirva á ensanchar la esfera de los imperfectos conocimientos geográficos.

Más de 40 años transcurrieron en seguida, sin que haya nada que indique en estos pobladores, el deseo muy natural de conocer el territorio que habitaban; y recién desde 1780 para adelante, se hace sentir un ligero movimiento revelando que la vida no se había estinguido totalmente en el cuerpo social.

Pero la inercia colonial pesaba como una capa de plomo sobre los esfuerzos de los hombres que, mas animosos ó mejor intencionados, no podian contemplar, sin pena, semejante abandono.

Fueron inútiles todos los esfuerzos.

Fueron estériles todos los sacrificios.

En 1782 el Piloto de la Real Armada D. Basilio Villarino, esploró la costa Patagónica, y subió el Río Negro hasta aproximarse á la gran cordillera, y salvo dos o tres errores que han corregido los años posteriormente, los datos que él adquiria entonces son exactos, y pueden servir hoy mismo.

Biedma exploró también la costa Patagónica, examinando con un criterio elevado todas las ventajas de su poblacion.

Falkner lo hizo con anterioridad á estos, examinando no solo la topografía del terreno, así en las costas como en el interior, sino el idioma, uso, costumbres y carácter de sus moradores -entre los cuales vivió por espacio de 40 años.

Los P.P. Cardíel y Quiroga lo hicieron igualmente, estendiendo sus esploraciones hasta las costa Magallánica, y fuera de una que otra espedición de menor importancia que las enumeradas, aquí concluye la historia de esas esploraciones, cuya esterilidad conocemos. Hasta hoy nuestras poblaciones en esa dilatada estensión no han avanzado un solo paso desde hace mas de un siglo.

Y si esto pasa con respecto á una dilatada costa maritina, donde se halla la embocadura de rios caudalosos como el Colorado y el Negro, qué no sucederá con respecto á la región Andina, que es necesario esplorar por tierra, con todos los gastos, dificultades y peligros que son consiguientes á empresas de esta naturaleza, hechas por territorios desconocidos, erizados de dificultades y ocupados por tribus bárbaras y belicosas?

Las dificultades eran mayores, y por consiguiente se hizo ménos.

La comunicación coninuó manteniéndose entre Cuyo y Chile por Uspallata y otros pasos peligrosos, incómodos, y donde los viageros se hallaban contantemente amenazados del peligro de ser sepultados por la nieve.

Recien á principios de este siglo, hubo un ciudadano chileno bastante arrojado que se decidiera á aventurarse entre esas inmensas cerranias, en busca de un paso mas cómodo y seguro entre Buenos Aires y Chile.

D. José Santiago de Cerro y Zamudio en 1803 fue el primero que exploró las regiones con un éxito que colmó todas sus esperanzas. Conservamos un manuscrito de su viaje, y el oficio con que dió cuenta al virey del éxito feliz de su esploración; documentos que no hemos hallado publicados jamas, pues Angelis no trae en su coleccion sino un itinerario del viaje de Zamudio, que por cierto, está muy distante de llenar las condiciones de claridad y puntual descripción que deben exigirse.

Siguieron á Zamudio los esploradores D. Estevan Hernandez D. José Sourryere de Souillac que hizo una descripción geográfica del mismo camino, y D. Luis de la Cruz, que sin poseer los conocimientos cientificos de Souillac, no es por eso menos interesante su relato y menos fino y perspicaz su espíritu de observador.

Las complicaciones de la Política Europea en aquella época, habían despertado en el gabinete de Madrid el temor de ver interrumpida la comunicación marítima entre sus colonias, y entorpecido su comercio interior, por lo cual se dedicaba á buscar por la gran Cordillera de los Andes un paso que facilitara y asegurara esa comunicación entre Buenos Aires y Chile.

Sobremonte, que era á la sazon el Virey que había recibido en Mendoza en calidad de Gobernador, conocia tambien la importancia que este proyecto tendria para el comercio de ambos países.

Por esos esfuerzos y esploraciones vinieron y en una época en que los sucesos esteriores y los interiores que se desenvolvieron en seguida, no permitian al pais dedicar su atención á esa parte tan importante para el desarrollo de su industria y la ventaja de su comercio.

No se quiso cuando se pudo: y no se pudo cuando se quiso.

Y para que se conozca hasta que punto son fundados y justos los cargos, véase lo que Villarino decia al Superintendente del Cármen en 1782: "Sino vemos, sino andamos, sino descubrimos, siempre estaremos metidos en nuestra ignorancia, y tal vez algun tiempo nos enseñarán los estrangeros nuestras propias tierras; y lo que nosotros debiamos saber, pues no puedo ver que un Inglés como Falkner nos esté enseñando y dándonos noticias individuales de los rincones de nuestra casa, que nosotros ignoramos."

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"He dejado correr la pluma, agrega, movido del fervoroso celo al servicio del Rey y de la Nacion, pues no quisiera que ningún estrangero, en ningun tiempo, tenga la gloria de enseñarnos lo que nosotros debemos saber; haciendo ver al mundo nuestra ignorancia y pereza cuando esto sucediese."

Hace muy cerca de un siglo que Villarino increpaba así su incuria á la autoridad y sociedad colonial. Hoy las cosas permanecen exactamente en el mismo estado, por lo que, aunque nos cause rubor, debemos aceptar la parte que nos alcanza en tan amarga reconvencion.

Desde entonces el silencio se ha prolongado cien años en los desiertos Patagónicos y en la region Andina. Dios sabe cuantos siglos vá á durar todavia.

En 1872, como en 1600, y como en 1700, las espediciones esploradoras se dirigen á nuestras vastas comarcas interiores, con la misma falta de datos topográficos, con las mismas dificultades, con los mismos inconvenientes y peligros con que luchaban los primeros tiempos del descubrimiento.

Quizá algun dia la Nacion tenga gobiernos que dediquen á esta parte esencial de todo progreso, los tesoros y las vidas que hoy sacrifican estérilmente en oprimir á los pueblos!

Nuestros conocimientos topográficos sobre las dilatadas llanuras de la Patagonia, sobre los fértiles territorios Andinos y sobre el gran Chaco, lo repetimos, no han avanzado un solo paso en cerca de dos siglos, y lejos de generalizarse los que se adquirieron á fines del siglo pasado y principios del presente, se han borrado totalmente de la memoria, permaneciendo arrinconados en los vetustos archivos donde se conservan ignorados, despreciados, perdidos entre el polvo que dejan caer los años, y olvidados como mamotretos de añejas aventuras.

Santa-Fé, San Luis, Córdoba y Mendoza, no han avanzado su frontera, ni en estensión, ni ganado en seguridad, en espacio de muchísimos años.

No hace mucho que algunos indios, invasores, comieron en una fonda en la ciudad Río Cuarto, y ayer no mas, llegaban hasta el Saladillo á 6 leguas de la ciudad del Rosario, que es la 2ª en importancia, comercio y población de la República.

A San Luis, lo han despoblado casi completamente.

Sobre los fortines que el siglo pasado constituian la línea de frontera, pasan aun los indios como avalanche, para llevar el incendio, la desolacion y la muerte á los moradores de la campaña.

A 12 y 15 leguas del Rosario existen pampas desiertas, dilatadas llanuras, donde la propiedad rural está amenazada constantemente de ser arrebatada por los salvajes.

Buenos Aires es sin duda la única Provincia que en este tiempo ha estendido su frontera garantida en una estensión de 100 leguas al Sud y 30 ó 40 al Oeste, y el territorio que avanza esa estensión, es el único conquistado en cerca de un siglo al gran trapecio desierto formado por el Rio Negro y Neuquén ó el Diamante; el Oceano y Rio de la Plata, y las fronteras militares de las provincias citadas-Vasto desierto que segun cálculos aproximados encierra una extensión de territorio no menor de 50,000 leguas cuadradas.

Calcúlese cuanto importaria para nuestra industria, comercio y riqueza la posesión de ese dilatado espacio. Pidamos á los pueblos, gobiernos justos y progresistas, y Congreso liberales, y dejará de ahogarnos el desierto, que por todas partes nos circunda, como barrera impenetrable á la civilizacion y al comercio.

No hace mucho que se ha negado por el Congreso al Sr. Cozadt y al Sr. Fillol, algunas leguas de territorios desiertos en Patagones, donde prometían formar colonias agrícolas.

Esta es la continuación del sistema colonial.

Mezquinar aquello que poseyéndolo no se puede utilizar.

Volvamos ahora á ocuparnos del viaje de la comision esploradora, que motiva este artículo.

Examinando el itinerario que nos ha facilitado el capitan Cabrera, y comparándolo con los que tenemos de los viajeros del siglo pasado y principios de este, hallamos, que la comision cintífica, encargada de esta operacion, ha recorrido los mismos parajes que recorrieron Zamudio, Hernandez, Cruz y de Souillac; el mismo ó próximamente el mismo derrotero que llevó Amigurenaten en la especiocion militar que ejecutó de órden del Virey en 1770, y probablemente, son los mismos por donde han cruzado otros viajeros que se dedicaron á esplorar la cordillera al Sud de Mendoza.

Muchos deben ser en efecto, pues la Comision de censura del Viaje de Cruz nombrada por el Consulado en 1806 para esta operacion, dice en su informe: "Siete diarios tenemos de otras tantas expediciones hechas al Sud de Mendoza, desde el año 1780 acá"..........."de los cuales algunos avanzan á mas de trescientas leguas."

Es probable que esos diarios se hayan perdido, ó existan por ahí arrinconados en algunos viejos estantes, pero á nuestro conocimiento no han llegado sino los de los viajeros á que hacemos referencia.

Mas ellos bastan para hacernos conocer de una manera fuera de toda duda, que por esa parte, la cordillera ofrece fácil paso y comunicacion cómoda, pronta y segura entre las dos Repúblicas.

A pesar de la dificultad de conservar nombres que no están fijados en ninguna carta geográfica, y que solo mantiene la tradicion, los viajeros indicados consignan en sus memorias los mismos que trae el Itinerario del capitan Cabrera.

El Valle de las cargas, las Cuevas -Valle hermoso,-el Mentañez,-Valle de las ánimas, -El Yezo,-chacis Rio chico, el Portezuelo, Pozos cabados y muchos otros nombres, los hallamos tambien señalados por los Itinirarios de aquellos esploradores.

"Angelis en su premio al viaje de Zamudio, pretendiendo indicar los motivos que impulsaron á aquel descubridor, dice que concibió el proyecto de su viaje realizado por un indio en 1799, que en 16 dias vino con comunicaciones para el Virey de Buenos Ayres y regresó con la respuesta."

Ignoramos el fundamento que puede tener esto, pues en los manuscritos que poseemos de este descubridor, hallamos que lo guiaron razones muy distintas y mas elevadas en su atrevída espedicion.

En su memorial dirijido al Virey en Buenos Aires á 6 de Junio de 1803, dice: despues de hacer una sucinta reseña de su vida y servicios anteriores, "que posee vastos conocimientos de todo el Reyno, no menos que de la empresa que se proponía, y había realizado, de descubrir el camino carril que en la antigüedad se transitaba desde esta á la capital de Chile, Penco y demas ciudades de aquel Reyno."

Como se vé, el mismo Zamudio, que fué el descubridor, no buscaba un camino nuevo, como bombásticamente designa al suyo, despues que él, el maestro de Matemáticas Souillac; sino que se proponía restaurar el camino carril que en la ANTIGÜEDAD SE TRANSITABA ENTRE BUENOS AIRES Y EL REYNO DE CHILE.

Cuanto trabajo estéril!

Cuanto retroceso culpable!

Pero es fuera de duda, que por esa parte la gran cadena de Montañas que forma la cordillera de los Andes, franquea el paso á Chile por valles y llanuras, abundantes en aguas, y fertilísimos pastos.

Zamudio la cruza ponderando la hermosura y fertilidad de los valles que atraviesa. El lector lo sigue arrastrado por la sencillez y naturalidad de sus descripciones, hasta que la cordillera desaparece totalmente.

Sigamos la lectura de los manuscritos de este esplotador, y encontramos una representacion elevada al Ilustre Cabildo de Buenos Aires en 7 de Junio de 1803, y de la cual copiamos las siguientes palabras.

Dice: "Tengo elevada una representacion á esta superioridad, sobre el descubrimiento del camino de ruedas transitado en la antigüedad de esta capital á la de Chile, y todo su reyno; y que en el dia es practicable por transito fácil y delicioso á causa que la misma naturaleza ha dividido y cortado por este, rumbo el cordon de cordilleras, que por lo demas el público trafico de este comercio tiene notoriamente impedido y cerrado; ofreciendonos para una y otra banda de dichas cordilleras ó montañas, valles hermosisimos de mucha estension, y abundancia de pastos, maderas de distintas especies, y aun en partes, de árboles frutales como así se acredita por medio del derrotero con que acompañé dicha representacion."

Nada puede ser mas claro y terminante que estas palabras -nada mas concluyente y cierto "LA NATURALEZA HA DIVIDO Y CORTADO POR ESTE RUMBO EL CORDON DE CORDILLERAS."

Ese camino era frecuentado en la antigüedad.

Olvidado, perdido totalmente, fué descubierto de nuevo hace setenta años.

Desde entonces, há vuelto á perderse hasta su recuerdo.

Y no es esplícita y clara la manera como á ese mismo respecto se esplica de Souillac.

Designado por el Virey para hacer ese viaje de esploraciones, á consecuencia de los datos suministrados por Zamudio y Hernandez, realizó su primer jornada partiendo desde Buenos Aires, en dirección á Chile, y en 16 de Mayo de 1803 en su oficio al Virey, dirijido desde Talca acompañándole el diario de sus esploraciones, se expresa así:

"En esta primera jornada, aunque buena, se halla un tropiezo de una ladera algo escabrosa, la cual se puede componer con mucha facilidad, pues es de tierra, y una piedrecita que puede servir para empedrar el camino; porque no hay rios, precipicios, bajadas ni salidas peligrosas, que puedan impedir el carruaje."

A su regreso, despues de haber realizado otros estudios no menos importantes para el reino de Chile, cruzó la cordillera por parages aun mas cómodos que en su primer jornada, y despues de haber marchado desde Talca hasta el Portezuelo, consignó en su diario estas palabras:

"Debo asegurar que desde la ciudad de San Agustín de Talca, hasta este Portezuelo, el camino abunda en leña, pastos y aguadas; que no tiene tropiezo alguno, y que no solamente es para carruages, componiendo tal cual trecho, sino que lo pueden transitar hasta las señoras y á pié; no siendo otra cosa mas que un verjel de la misma naturaleza de este reino nunca bastante alabado." Qué duda puede quedar en vista de todo esto, de la facilidad de comunicacion cómoda y segura entre las dos Repúblicas? En otras causas muy distintas de los obstáculos que oponen las cordilleras, debemos buscar la razon por la cual, despues de medio siglo de aquellos descubrimientos, conservamos estrechando nuestro comercio dentro del mismo círculo que lo ceñia y dificultaba entonces, y continúa arrastrandose penosamente entre las nieves de los Andes.

Los esploradores nombrados, pertenecian á la misma época, realizaban en sus viages casi en los mismos tiempos, mantenian relaciones amistosas entre si, y se comunicaban recíprocamente sus conocimientos.

Así se deduce de algunas palabras en el viaje de Cruz; y así lo dice de Souillac en su itinerario, en el que no solo menciona datos que le suministró Zamudio, consigna alguno de este, sino que en su oficio al Virey y dándole cuenta de su esploracion, dice:

"Llegué al Portezuelo de Sosa á la una de la tarde y como don Estevan Hernandez me quisiese acompañar, me vi obligado á esperarlo con toda la tropa, ó ignoro los motivos que tuvo José Santiago de Cerro y Zamudio para haberse quedado en la ciudad de Talca, pues hacia dos dias que habia llegado de la ciudad de la Concepción de Penco."

Cuánto ha debido facilitar la esploracion de esos dificiles parajes, la union, armonía y esfuerzo conjunto de sus principales descubridores!

De Souillac que en su jornada primera halló el camino bueno hasta para señoras y á pié : por lo cual fué designada despues esta ruta, con el galante nombre de "Camino de las damas", termina la declaracion jurada de su segundo viaje, con estas notables palabras.

"Con lo que concluyó la segunda jornada del nuevo descubrimiento del camino de Sobremonte, el cual con toda verdad debo decir, que desde la ciudad de San Agustin de Talca en el reino de Chile, hasta la fortaleza de San Rafael del Diamante, jurisdiccion de la ciudad de Mendoza, capital de la Provincia de Cuyo, no he hallado ni encontrado un cerrito de la magnitud de un grano de maiz, que pueda impedir el carruage y cargas."

Esta importante declaracion esta firmada en San Rafael el 31 de Enero de 1806.

Esto coincide tambien exactamente con lo que dice Zamudio en el manuscrito á que nos referimos, y cuyas palabras hemos transcripto.

El itinerario del viaje realizado por D. Luis de la Cruz arroja el mismo resultado, y hé aquí las palabras con que Hernandez, concluye su nota al Virey, en 6 de Mayo de 1806, dando cuenta del suyo; "que no habia el mas mínimo impedimento ni obstáculo que embarazara la ejecucion y facilitacion de la apertura del camino."

Vemos pues, por estos antecedentes, cuya importancia ha de aumentar seguramente el tiempo, que la via de comunicacion abierta por la naturaleza entre las cordilleras, existe cómoda, fácil, y segura, de la República Argentina á la de Chile!

Falta que la ciencia y el progreso utilicen en favor del comercio, del progreso y de la union de ambas paises lo que la naturaleza ha hecho.

Los que sueñan con la necesidad de un inmenso Tunel que perfore los Andes para extender la via férrea, ignoran que atrevidos esploradores han descubiertos vias fáciles, llanas y seguras, en la inercia colonial primero, las perturbaciones despues, y la anarquia, han dejado olvidadas, y entregadas á los indios.

Trácese para la República la linea de frontera que la naturaleza le demarca, conquístese de esa manera el desierto, derrámese en él la actividad de la industria, la riqueza, la vida del comercio y la civilizacion, que el gran problema del pasage de la cordillera esta resuelta desde 1802.

Vamos á terminar este artículo con varias observaciones, de distinta naturaleza, que haremos al correr de la pluma. Una de ellas comprueba mas, si es posible, la certidumbre de que los trabajos de esploración de 1872, se han dirigido por los mismos parages hacia donde se dirigieron los del principio del siglo.

Dice nuestro amigo Cabrera, en las noticias que trae de su itinerario, que han hallado mucha BREA.

Bien: en la memoria del viaje de Zamudio, encontramos este párrafo: -"Tambien descubri al pié de un cerro bastante elevado, dos copiosos arroyos de brea, que los españoles llevan á vender á Penco, para brear las tinajas en que guardan el vino."

Si no coincidiera tan perfectamente el dicho de los esploradores que hacen sus observaciones con un intermedio de 70 años, y que aseguran ambos haberlo visto, podriamos en duda la verdad de esta noticia, de hallarse corriendo un arroyo de esa resina de que la marineria siempre y la medicina últimamente, han sacado tanto provecho y que entendemos que es únicamente estriada por incision del pino albar.

Pero para nosotros es fuera de duda la verdad del dicho, que hemos oído tambien de boca del mismo capitan Cabrera. Otra de las observaciones es la que hace el capitan Cabrera en su itinerario respecto al Rio Colorado, llamado primero Rio Grande, y recibiendo despues las aguas de los rios Tordillo ó Portillo, Barrancas y Tunuyan, dirige su curso á las Pampas de Buenos Aires donde toma el nombre de Rio Colorado.

No sabemos que se haya fijado hasta hoy con precision el origen de este rio, como el de casi todos los que riegan nuestras fértiles llanuras, por lo cual no carecen de importancia las observaciones hechas, que contestes con las de otros esploradores y en especialidad con la de D. Tomás Falkner en su descripcion de la Patagonia y de las partes adyacentes en que dice respecto al origen del Colorado, esa gran arteria, destinada por la naturaleza á conducir la vida, el movimiento del comercio y las civilizaciones hasta el centro de nuestros territorios.

"Este rio, dice, uno de los mejores de este pais nace de un gran número de corrientes que vienen del occidental de la cordillera......recibe las aguas de Gran Rio de Tunuyan y otro llamado el Portillo, que se le junta."

El vapor, agente poderoso de la prosperidad de los pueblos, está llamado al resolver el problema de nuestro engrandecimiento futuro, é irá alguna vez á interrumpir el silencio secular de aquellas inmensas soledades, y á descubrir sus innotas riquezas.

Terminaremos haciendo mencion de una circunstancia, que quizá no deja de presentar algo de original y curioso.

En el Itinerario que publicamos, hallamos un paraje designado con el significativo nombre de "Marinos colgados".

Es este nombre inventado por el capricho?

Qué "Marinos colgados" ha habido alguna vez en aquellas apartadas regiones, en el centro de aquellas moles de piedra, perpétuamente cubiertas de nieve?

Debe presumirse que ese nombre haya sido dado con alguna propiedad?

Será posible buscarle el orijen?

Está alli conmemorando acaso, una de aquellas trajedias terribles de que tantas veces han sido teatro las vastas soledades de la América, sus selvas sombrias, sus inmensos desiertos, sus rios, sus montañas?

No es posible rasgar el misterio en que se esconde el secreto -pero esto nos recuerda un antecedente curioso.

D. Luis de la Cruz en su viaje en 1806 desde Chile á Buenos Aires, cruzando por los mismos parages que hoy se han esplorado de nuevo, refiere lo siguiente que le fue contado por un indio:

"Que un navio de ingleses naufragó dentro de la Boca del Linagbeubu á distancia considerable del mar, que no lo vieron entrar los indios, y que andando á las riberas del rio algunos, por las huellas dieron con la gente, que era bastante numerosa, y estaban albergados en las barrancas del rio -Que traían gallinas, cerdos, ovejas y otros animales desconocidos de ellos- Que allí quedaron algun tiempo, y que cuando menos pensaron, desaparecieron.

En 1807 la Comision Censora nombrada por el Consulado para hacer juicio sobre este viage, se burló de la declaracion de Cruz, pero no obstante, quizá no es aventurado suponer, que entre la relacion de aquel Indio y el nombre del parage que ha llamado nuestra atencion exista una relacion íntima, que deja presumir el desgraciado fin de los infelices náufragos, perdidos entre aquellas soledades sin término, rodeados por todas partes de peligros y victimas al fin de la barbarie de sus moradores.

Nos hemos estendido mas de lo que nos proponíamos.

Creemos dejar demostrado no solamente la verdad de que las esploraciones de 1872 como las de 1802, 5 y 6 se han dirijido á los mismos puntos, sinó que por aquella parte la cordillera ofrece pasaje cómodo, fácil y seguro hasta Chile.

Deseamos ver al frente de los destinos de la República hombres patriotas, liberales, progresistas, que imprimiendo á la marcha del pais un derrotero nuevo, lo aparten de la senda trillada por los Gobiernos obcecados, vengativos, inertes para el bien, ocupados solo de satisfacer ambiciones ilejitimas, y que lo mantienen como el Prometeo de la fábula, amarrado á la roca de sus viejas desgracias.

Cuando los pueblos hayan conquistado con su esfuerzo ese beneficio, podrán arrojarse con fé, á la árdua tarea de resolver los grandes problemas que han de decidir su destino y asegurarle un puesto entre las naciones mas prósperas, mas ricas, mas felices y mas libres de la tierra.

Haciendo votos porque se vean realizadas estas aspiraciones de patriotismo, me es grato Sr. Redactor suscribirme de vd,

José Hernández.